Sobre mi
Desde niña me sentí distinta al resto, iba mucho a la iglesia y ese lugar me hacía sentir bien, preguntaba sobre la vida de Jesús y sentía que había misterios no revelados. En algunas ocasiones creía escuchar que me hablaban los ángeles o seres de otros planos, cosas que nunca conté a nadie por miedo a que me consideren loca u anormal. Mi adolescencia fue rebelde, cuestionaba todo, no me llevaba bien con mis padres, sentía que la escuela me encarcelaba y no me identificaba con ese método de enseñanza tan rígido. No era entendida por mis amigas y sufrí muchos desengaños. Me alejaba de ese mundo hostil dejándome guiar por mi intuición, creaba un mundo imaginario y mi pasatiempo favorito era visualizar mi vida ideal, imaginarme en un futuro. Me apasionaba el misticismo, las brujas, los rituales y el tarot. La vida me fue demostrando que mucha de las cosas que visualizaba se concretaban, pero en ese momento no eran más que puras «coincidencias».
La rebeldía no dio resultados, solo me trajo más problemas y por eso, tuve que adaptarme a la sociedad de un pueblo con ideas machistas. Terminé casándome a los 20 años, dejando mi carrera de abogacía, la cual había elegido para cambiar la injusticia que veía en el mundo. Tuve dos hijos, fui madre y esposa tiempo completo. No fue hasta los 33 años, que una crisis personal me hizo descubrir que no estaba viviendo la vida que quería, sino la que habían programado para mi la sociedad y el clan. Me separé de mi marido, sufrí la condena social de ser una mujer separada y me tuve que hacer cargo de mis hijos. Entré en una fuerte depresión de la cual no conseguía salir con la psicología tradicional y, es en ese momento cuando llega a mi, gracias a una cuñada, el poder sanador del reiki. Cuando descubrí este método pude volver a conectarme con esos seres que veía desde pequeña. Pude conectar con mis guías espirituales a través de los registros akashicos, los cuales me ayudaron a, lentamente, ir encontrando mi camino.
Luego de una crisis económica inexplicable para mí, decido consultar con un brujo que me dice que debía dejar mi comercio e irme de mi pueblo. Además, me regala un mazo de cartas de Tarot y comienzo a ver en sus imágenes el futuro. Primero comenzó como un juego entre mis amigas y luego empecé a notar que realmente las cartas anticipaban situaciones que realmente se concretaban.
A los 40 años logré mudarme de mi ciudad natal, la cual me había traido mucha desdicha. Me fui a vivir a la montaña y comencé a iniciar personas en reiki, a hacer sesiones de tarot y meditaciones guiadas. Mi mente lógica aún seguía buscando respuestas, es por eso que comencé a estudiar psicología transpersonal, biodescodificación, flores de bach, psicogenealogía, entre otro montón de cursos y formaciones que aparecían en mi camino.
Mis guías siempre me repetían que debía enseñar a las personas, expandir mis conocimientos, pero aún no sabía qué debía enseñar. Ellos insistían que esa era mi misión de vida.
Una noche entre sueños canalizo el curso de metagenealogía, una fusión entre la psicogenealogía y el Tarot, dos herramientas que me apasionan. Fue como si alguien me hubiera enviado exactamente lo que debía enseñar. Con muchas dudas e inseguridades, en 2016 comparto por primera vez este método con alumnos. Los resultados fueron maravillosos y desde ese momento se ha convertido en mi principal herramienta de enseñanza. Con más de 5000 alumnos alrededor del mundo, mi bella escuela que comenzó desde el garage de mi casa, se ha convertido en un espacio de evolución y sanación. Todo lo ocurrido permitió que llegue este instante. Cada día aprendo algo nuevo, cada alumno me aporta su enseñanza, soy una apasionada por lo que hago y mi misión de vida es enseñar y compartir métodos y herramientas que ayudan a las personas.